14 de marzo de 2012

EL AMBIGÚ DE LAS ONDAS


La vivienda, el modo de habitarla, está en muchos casos íntimamente ligada a las pasiones de sus habitantes. En algunos casos esas pasiones son de tal importancia que su huella la convierten en un perfecto ejemplo de casa fenomenológica. Son viviendas únicas y solo comprensibles desde su propio orden, construidas por vivencias y recuerdos que en este caso se miden en pulgadas y revoluciones por minuto.

Cincuenta metros lineales de estantería de singles y más de cien de larga duración cubren cada centímetro cuadrado de pared, un auténtico muro contenedor que recorre todo el perímetro. Es la casa de los vinilos.

La necesaria reforma de la vivienda obliga a buscar un nuevo lugar para tan preciado tesoro, y como tal, se entierra en un cofre dentro de una caja bajo las mejores condiciones posibles de iluminación, humedad y temperatura. Allí, junto a algunos libros y revistas esperarán a que algún día les acompañen los compactos, que de momento siguen durmiendo en la casa de los CDs.




No hay comentarios:

Publicar un comentario